
Cada año en España tienen lugar hasta 400.000 incidentes de violencia sexual, la inmensa mayoría contra mujeres o niñas.
La Universidad de Barcelona acaba de presentar un estudio, el primero nacional de estas características, que estima la envergadura de la violencia sexual en nuestro país y que fue encargado por el Ministerio del Interior hace año y medio. Esos 400.000 incidentes violentos anuales pueden ‘medirse’ de otra manera: estaríamos hablando de 250.000 agresores, mayoritariamente hombres, y de 350.000 víctimas al año.
El estudio recoge una definición amplia de violencia sexual, tal y como la define la OMS: “Todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de la relación de ésta con la víctima en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo”. Es decir, desde las violaciones cometidas por desconocidos y conocidos, las agresiones sexuales en el ámbito de la pareja, abuso infantil, acoso en el trabajo, trata y esclavitud sexual a los delitos online como el grooming o violencias sexuales cotidianas en forma de comentarios o tocamientos no consentidos.
La investigación trata de poner cifras a una realidad heterogénea y que tiene una importante parte oculta. Uno de los autores, Antonio Andrés Pueyo, catedrático de Psicología de la UB y miembro del grupo de Estudios Avanzados en Violencia, habla de «la cifra oscura», toda esa violencia sexual que permanece en la sombra y que han tratado de estimar para averiguar su prevalencia social. Lo han hecho a través de los datos de denuncias, sentencias y condenas, pero también de todo tipo de informes oficiales, clínicos y hospitalarios, de tesis, de autoinculpaciones de agresores, de encuestas y de un análisis de los datos existentes sobre violencia sexual en las universidades, en los centros de trabajo, o en el deporte.
Las cifras ‘macro’ son esos 400.000 incidentes de violencia sexual de todo tipo cometidos por 250.000 agresores sobre 350.000 víctimas cada año. La diferencia entre los datos se debe a que un agresor puede cometer varios delitos, igual que una víctima puede sufrir más de uno. El 25% de esos incidentes son contra menores de edad, tanto niños como niñas y adolescentes. Pueyo ha explicado que cuanto más pequeños son los menores víctimas el porcentaje de niños y niñas es más parecido, mientras que conforme se acercan a la preadolescencia el predominio de niñas entre las víctimas es mucho mayor.
Los datos son extrapolables, pero se atribuyen concretamente al periodo entre 2018 y 2019. La estimación de la detección general de violencia sexual se sitúa en Europa en el 2,17% y en España, dice el informe, el valor es parecido, lo que quiere decir que el sistema solo llega a detectar el 2,2% de este tipo de delitos e incidentes.
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